La esperanza no es fingir que no existen los problemas.
 Es la confianza de saber que estos no son eternos,
 que las heridas curarán y las dificultades se superarán.
 Es tener fe, es nuestra fuente de fortaleza y renovación,
 en el Espíritu Santo dentro de nosotros, que nos guiará
 desde la oscuridad hacia la luz.

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